Las técnicas psicológicas somáticas: actuar sobre la mente mediante el cuerpo
La mente influye sobre el cuerpo. Se ha demostrado ampliamente que los pensamientos y el estado emocional influyen en el bienestar y en la salud en general. Por ejemplo, los pensamientos reiterados sobre amenazas y las preocupaciones laborales y económicas producen estrés y ansiedad crónicos que derivan en malestar y problemas de salud (enfermedades cardiovasculares, degenerativas, etc).
Y la frase inversa también es cierta: el cuerpo influye en la mente. Se han puesto de manifiesto los beneficios de un cuerpo sano para la mente – Mens sana in corpore sano. Existen bastantes estudios que también prueban cómo gestos y posturas, aunque sean forzados y ficticios, terminan por influir en el estado de ánimo (se llama “actuar como si” o en inglés y con rima ”fake it till you make it”). Tal es el caso de los gestos de sonrisa o la posición erguida.
La mente y el cuerpo forman una unidad
Lo cierto es que se puede utilizar el cuerpo para el crecimiento integral de la persona, y por supuesto también para tratar problemas psicológicos de diferente tipo, como traumas o trastornos personalidad. Si cuerpo y mente forman una unidad, actuando sobre aquél se influye sobre ésta.
Se ha constatado que la historia de la persona queda incorporada en el cuerpo. Se dice que “la biografía se transforma en la biología”. Los eventos relevantes cercanos al nacimiento, los ocurridos en la infancia y durante el desarrollo en general, y también los posteriores, llamados “trauma de la vida diaria”, quedan grabados de alguna manera en el cuerpo.
Es posible usar el cuerpo para hacer aflorar, trabajar y superar esos residuos de la experiencia psicológica. Cambiando el cuerpo se cambia la mente.
Hoy en día ya queda superada la perspectiva dualista, de separación entre cuerpo y alma, que aunque filosóficamente fue descrita por Descartes ya subyacía en diferentes corrientes de pensamiento de la antigüedad. En el platonismo, el cuerpo se consideraba algo corruptible o como una prisión (soma sema), y el alma como algo sutil inmortal que forma parte o que puede unirse con ámbitos universales o trascendentales (en esa conceptualización la mente formaba parte del alma). Lo cierto es que hoy en día se considera a efectos psicológicos que cuerpo y mente están estrechamente inter-relacionados, y de hecho forman una unidad (no existe la mente sin el cuerpo en un individuo).
Del psicoanálisis a las psicoterapias somáticas
El tronco de la psicología aplicada a las psicoterapias comienza con Freud y el psicoanálisis, donde se trabaja con el inconsciente vía asociaciones con el fin de llegar al auto conocimiento. Las llamadas terapias de la conducta surgen a mitad del siglo XX (Skinner, Eysenck y Wolpe), incidiendo en la importancia que el aprendizaje y des-aprendizaje tiene en los cambios de comportamiento. Paulatinamente se fue dando más cabida a la mente consciente con la aparición de terapias cognitivas (Ellis, Beck), de modo que el sujeto pudiera corregir sus pensamientos irracionales y modular sus respuestas a los estímulos de forma racional y adaptativa. Más o menos en paralelo se fue desarrollando la llamada tercera ola, la psicología humanística, con énfasis en la experiencia, la autoconciencia, el aquí y ahora, y la superación; y donde se da una cierta entrada a las técnicas corporales, sobre todo con el mindfulness del cuerpo usando respiración y escaneos.
Ya a partir del psicoanálisis se inicia, sobre todo con Wilhelm Reich (y quizás antes con Pierre Janet), la rama de las terapias corporales o somáticas, donde el cuerpo toma protagonismo para actuar sobre la mente, y sobre la persona en su totalidad.
Reich fue discípulo de Freud y practicante del psicoanálisis, pero a diferencia de su maestro, que fue abandonando su postura inicial de lo físico (la libido) como fuente de las neurosis, Reich siguió considerando el cuerpo como un componente importante de los problemas psicológicos.
Afirmaba que las defensas emocionales de una persona crean una especie de coraza física (así lo describe en su obra Análisis del Carácter) que bloquea el flujo de la energía vital, que llamó energía orgona. Es actuando sobre el cuerpo como se destruye esta coraza, se liberan los bloqueos y se restablece el flujo primordial de la energía vital.
Desbloquear y facilitar el flujo
Para ello, dentro de lo que llamaba vegetoterapia o terapia de la orgona, Reich empleaba ejercicios de respiración, postura, movimientos de diferente intensidad, gestos y masaje, lo que daba lugar al efecto de por un lado aflorar las emociones bloqueadas y por otro producir catarsis para liberarlas.
En la estela de Reich surgieron una serie de variantes desarrolladas por sus discípulos directos y por sucesivas generaciones de psicólogos y psicoterapeutas corporales. Una de las más relevantes es la Bioenergética de Alexander Lowen, que tiene como fin eliminar los bloqueos y aumentar la vitalidad, básicamente mediante la respiración y movimientos. Se centra en la musculatura y en el sistema nervioso central, frente al enfoque hacia el sistema autónomo de la terapia de Reich. Otras psicoterapias como Core Energetics de John Pierrakos o Biosynthesis de David Boadella añaden una dimensión espiritual para un abordaje más holístico.
También hubo desarrollos que surgieron de forma independiente dando lugar a terapias puramente corporales, o con bajo componente mental, como Rolfing, Alexander Technique o Feldenkrais.
Hay variantes que incorporan elementos de la danza, de sabidurías orientales como yoga, budismo o taoismo. Tal es el caso de la Integrative Body Psychotherapy IBP de Jack Lee Rosenberg. Otras dan un gran énfasis a ser consciente de las sensaciones, como el Hakomi de Ron Kurtz o el Focusing de Eugene Gendlin.
Hay psicoterapias corporales muy orientadas a resolver la problemática del trauma. En ellas se crea por parte del psicoterapeuta un entorno seguro para que emerjan aquellos residuos que quedaron sin procesar y que siguen produciendo daño, facilitando además que se lleven a cabo las acciones que completan la descarga pendiente. Ejemplos son el Somatic Experiencing de Peter Levine y la Sensorimotor Therapy de Pat Ogden. Otras inciden en traumas perinatales como el Rebirthing.
Los ejercicios que emplean las psicoterapias corporales son diferentes modalidades de: conciencia de las sensaciones, respiración, gestos, posturas, estiramientos, movimientos, masajes, expresiones. Se pueden combinar con prácticas mentales como concentración, atención plena, afirmaciones o visualización.
Catarsis, revitalización, autosugestión, funcionamiento integral
Tradicionalmente estas terapias y técnicas se han aplicado a neurosis, afecciones físicas y posturales que producen dolor o malestar y trastornos de estado de ánimo. Hoy en día se utilizan tanto para superar ese tipo de trastornos, como para, si el estado psicológico de uno se considera ya adaptado, aumentar la vitalidad y mejorar en general.
En muchos casos se produce una catarsis y eliminación de bloqueos (el padre de ésta psicoterapia, Reich, hablaba de disolver la coraza para desbloquear la energía y restablecer su flujo natural).
Se produce también una restauración progresiva del funcionamiento integral del cuerpo, en sus diferentes sistemas (inmune, nervioso simpático y parasimpático, hormonal…).
Hay un efecto de autosugestión cuando determinadas expresiones o gestos de forma repetida provocan la adquisición más o menos permanente de un estado de ánimo positivo. O la adopción de una mejor apariencia mediante la postura y movimiento favorece la percepción de poder (esto se ha demostrado incluso solo con cambio de vestimenta), influyendo tanto en el comportamiento como en la cognición e incluso fisiología (aumento del nivel de testosterona).
Todo ello influye en una mayor autoconfianza y en el desarrollo de mentalidad de crecimiento en personas que se creían no solo bloqueadas, sino también en deterioro.
Un terapeuta puede ayudar en caso necesario además a traducir las sensaciones y movimientos en lenguaje psicológico, reintegrar aspectos del sistema nervioso que no han sido procesados lo suficiente. El trauma o las señales del trauma quedan en la parte más antigua del cerebro y en el sistema límbico y no alcanzan el neocórtex. Con la terapia se trata de enlazar las tres partes del cerebro.
Uno puede beneficiarse, a nivel autónomo y para auto cultivarse, del enfoque “de abajo a arriba” de este tipo de psicoterapias, incidiendo en prácticas de trabajo corporal como las anteriormente señaladas. Se pueden combinar con el yoga, pilates o chi gong convencionales. Y más potente es aún la combinación de estas prácticas con las “de arriba a abajo”, como visualización, afirmaciones, calma y adopción de perspectiva. Con ello se puede crear una rutina adaptada a las necesidades de uno. En casos donde hay sufrimiento, sobre todo por trauma, se requiere una intervención psicológica profesional.
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