“Sé el cambio que quieres ver en el mundo” (Gandhi)

La compasión emocional es ordinaria y la compasión racional es extraordinaria

Por José Bermúdez Marcos - Psicólogo e Investigador


La revolución de la compasión

Hay una compasión ordinaria y otra extraordinaria. La primera es la compasión básica emocional, que es a veces automática o espontánea y otras intencional y relativamente fácil de practicar. La segunda es la compasión plena, que requiere un trabajo de entendimiento o meditación analítica y una transformación, pero con un resultado mucho más fructífero.

Pero la realidad es que no todo el mundo parte del mismo nivel, pues en la compasión como en otros rasgos y disposiciones de las personas hay diferencias individuales ya desde la infancia.

SS el Dalai Lama insiste que es ahora es el momento de la revolución de la compasión para abordar los problemas del mundo: la pobreza, las crisis de refugiados, el medio ambiente… Es autor de más de cien libros sobre las más variadas vertientes del desarrollo integral humano: espiritualidad, ética, psicología, etc. En uno de ellos, titulado The Compassionate Life, desmenuza las dimensiones y matices  de compasión.

A partir de su análisis y en general de las tradiciones de sabiduría, se pueden caracterizar los dos grandes tipos de compasión.

La compasión básica emocional y la compasión plena racional

La compasión básica emocional es la más fácil de entender, pues es la que se manifiesta en los sentimientos que se generan en nosotros cuando nos ponemos en el lugar del otro y compartimos su sufrimiento. Es compartida con los mamíferos más avanzados, que sienten y se ven afectados por lo que ocurre a otros animales próximos, incluso aunque no sean de la misma especie. Tal compasión no deja de ser una actitud ego céntrica y se puede decir también etnocéntrica, pues va dirigida sobre todo a los afines, los que son similares, a los cercanos, de la familia o algo más allá y los allegados. Y también sobre todo a los que sufren una desgracia; pero no a los ricos o a los afortunados, de los que es difícil tener compasión espontánea.

La compasión plena no es sólo emocional, sino también racional, y por tanto es propiamente humana. El hombre puede llegar a ella si puede y quiere desarrollar su máximo potencial o realización. Ahora, en este elevado tipo de compasion, nuestro sentimiento positivo se dirige a cualquier persona, independientemente de su condición y de su relación con nosotros. Y no solo en la desgracia, sino también en la fortuna. Hay un deseo de felicidad para todos, y de forma proactiva se busca la manera eficaz de ayudar a los otros en lo que es factible.  Se puede decir que es equidistante y cosmo céntrica. No es automática e instintiva, sino fruto de un trabajo interior de entendimiento del mundo y de la naturaleza del hombre. Si acudimos a las escalas de desarrollo moral clásicas (Kohlberg, Gilligan…), estaría en el límite más alto.

Así pues mientras que la compasión básica emocional es resultado de las emociones primarias e instintos, la plena racional es fruto de la sabiduría, de entender la naturaleza esencial de las cosas, de las personas y del yo, o sea del todo. Es, por tanto, el entendimiento de la no dualidad. Todas las cosas están interconectadas, más allá  del espacio tiempo, y en el fondo son lo mismo, un todo, un Uno.

La emoción ordinaria básica es pasiva, reactiva y a veces impulsiva cuando lo que actúan son las pasiones, como por ejemplo en el amor pasional de una pareja. La otra es reflexiva, pro activa y comprometida y se puede caracterizar como amor universal (equivalente de algún modo al agape de los antiguos griegos).

La primera puede estar acompañada por un comportamiento moral correcto de buena persona, a veces por sentirse obligado por mandatos o preceptos morales, pero la segunda va más allá pues requiere, además, de la reflexión analítica y de la contemplación. En ella hay una transformación en la manera de ver la realidad, de la que surge automáticamente la compasión.

La compasión alta y la suprema en la Preciosa Guirnalda de Consejos de Nagarjuna

Aquí es esclarecedor acudir en ayuda de un pensador clásico oriental. Se trata de Nagarjuna, el filósofo de la India del siglo II, que es considerado el segundo Buda y que representa una de las grandes figuras impulsoras del vehículo universal del budismo. Escribió importantes tratados sobre la naturaleza de la realidad, alejándose de los extremos de esencialismo y del nihilismo, como Gautama Buda había hecho en el ámbito del estilo de vida, alejándose del hedonista y del ascético. Nagarjuna escribió también un importante tratado ético: La Preciosa Guirnalda de Consejos (Ratnavali). Distingue entre dos grandes metas: la de conseguir el “estado más alto” (para su esquema mental era, literalmente, la re encarnación más alta), y la muy superior de conseguir el “bien supremo definitivo”. El bien supremo definitivo coincide con la compasión plena que se ha explicado. Pero para ello es necesario antes alcanzar el estado más alto.

Al estado más alto se accede por la vía de reconocer el efecto de nuestras acciones (el llamado Karma), y por tanto, apartando los vicios (el texto mencionado se refiere a diez acciones a abandonar: abstenerse de matar, robar, adulterio, mentir, hablar con agresividad…, que son consecuencia de los vicios raíz de avidez insaciable, aversión iracunda y confusión ). Indica que adicionalmente se ha de cultivar la virtud, empezando por la generosidad, comportamiento ético, la paciencia y la diligencia, lo que que implica dejar orillado al el egocentrismo y la re actividad. Del texto se desprende el budismo comprometido, orientado a la acción práctica y concreta (ortopraxis). Así en él se destaca la necesidad de emprender acciones para, por un lado ayudar a la preservar el legado de sabiduría y por otro para ayudar a la gente con residencias, hospitales y recursos vitales, y ser misericordioso con el que comete faltas.

Pero al bien supremo, al definitivo bienestar y al despertar, se llega entendiendo la realidad como no dual, que está vacía de esencias independientes de las cosas y del sujeto. La transformación que supone tal entendimiento conlleva la compasión plena y también el abandono del miedo. Hay que decir que la no dualidad o vacuidad de esencias independientes produce miedo en el que no entiende, pues lo confunde con nihilismo, con el vacío o la nada absolutos.

Hay diferencias individuales en la compasión, como en los rasgos y tipos de personalidad

Es cierto que no se puede esperar que toda persona llegue a la compasión plena racional. La compasión básica emocional es fruto de la personalidad natural con que uno viene al mundo y de la crianza y formación que ha tenido. Así los tipos de personalidad altos en el rasgo de amabilidad según los clásicos 5 grandes tipos de personalidad de Costa y McRae parten de un mayor grado de empatía ( una persona que nace con empatía muy baja, tiende a la psicopatía) y a más compasión natural. Una persona con tipo de personalidad de alta amabilidad y también alta diligencia parte de una base importante para desarrollar una compasión plena racional, a base de trabajo y perseverancia.

También influye en la compasión la crianza, específicamente el trato recibido por padres y formadores. Así las personas que en su niñez han tenido un apoyo bajo y cambiante, e incluso sufrido maltrato, desarrollan apego inseguro (los hay de diferentes tipos: temeroso, evitativo…) y tendrán más dificultades en las relaciones con los demás, tendiendo a evitar o a exagerar las relaciones, según las teorías del apego como la ya clásica de apegos de Bowley. Estas personas tendrán más dificultades incluso para la compasión ordinaria básica emocional.

El cultivo de la compasión

Se avanza en la escala practicando lo correcto, o sea con ortopraxis, empezando por la generosidad, y siguiendo por el cultivo de la sabiduría, estudiando los clásicos de las tradiciones, reflexionando analíticamente y siguiendo el ejemplo de los grandes modelos en la vida, donde se transmite la no dualidad, la unión que hay detrás del mensaje de igualdad y amor en la diversidad. Viene a la mente la vida de Jesús – el sermón de la montaña, su afirmación de que el Padre y El son uno… -, también la vida de Buda – las cuatro nobles verdades y el vehículo universal de la compasión y sabiduría… -, o Platón en la alegoría de la caverna, donde el prisionero que se libera después de salir y ver el sol y contemplar lo alumbrado por él, entiende y regresa a compartir lo que ha visto y a ayudar a los demás. Son caminos definidos y transitados por las vías heterodoxas, contemplativas y esotéricas de las tradiciones.

La compasión emocional es ordinaria,  exigiendo el trabajo de perfección ética, pero la racional es extraordinaria al requerir el trabajo de entrar en la perspectiva no dual, un trabajo de transformación, de crecer y despertar.


Referencias

SS el Dalai Lama. The Compassionate Life

Nagarjuna. La Preciosa Guirnalda de Consejos (Ratnavali)

Costa y MacRae. Los 5 Grandes de la Personalidad

Bowlby. Teoría de Apego

Kohlberg. Estadios del Desarrollo Moral


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