De praemeditatio malorum a memento mori y al yoga de la muerte: Practicar morir
Se dice que cuando Platón fue preguntado en su lecho de muerte sobre una recomendación que resumiese su filosofía de vida, contestó escuetamente: “Practica morir”.
Praemeditatio malorum
No muchas decenas de años más tarde, los estoicos griegos y latinos, que tanta influencia han tenido en el cristianismo y en general en la cultura occidental, seguían la máxima praemeditatio malorum: piensa en lo malo que te puede ocurrir. Se practica al iniciar el día o para planificar un proyecto. Consiste en visualizar lo peor, para estar preparado. Aunque las energías se centren en visualizar y organizarse para alcanzar los objetivos o lograr la mejor versión de sí mismo, es beneficioso dedicar un tiempo a anticipar y prepararse para lo peor.
Al praemeditatio malorum se le llama también meditación negativa, pero en realidad da grandes frutos, es muy positiva.
Una buena organización de un proyecto vital o de un cambio de hábitos incluye definir qué hacer, cómo y cuándo, pero también explorar todas las contingencias o sorpresas que pueden darse en función de las circunstancias que aparezcan, sobre todo aquéllas que representan una amenaza, por ser costosas o negativas para los fines propuestos. Esta exploración posibilita prever qué medidas se han de tomar si ocurre la circustancia X, o qué recursos se han de asignar si ocurre. En gestión de proyectos se llama planificación de contingencias y, en psicología del comportamiento humano, intenciones de implantación (implementation intentions).
Memento mori
La mayor amenaza, la más seria contingencia, el mayor desastre que se le puede presentar a una persona es la propia muerte. En Roma se decía a aquellos que celebraban el éxito: memento mori. Era un toque de atención, para recordarles que también ellos sufrirían y morirían, y desearles que la soberbia no les atenazara.
Praemeditatio malorum de la muerte es practicar la muerte, como decía Platón. Cuando uno se para y toma consciencia de ella y de que puede llegar en cualquier momento, desarrolla humildad, vive la vida con mayor intensidad, está más consciente y atento, se centra en lo importante y siente compartir aquéllo que es común a todos los seres sintientes (la muerte es la gran niveladora). Da la motivación para aprovechar el máximo. Se pasa de lamentar a celebrar la vida ordinaria. En suma, pensando la muerte se crece espiritualmente. Las mejores lecciones para la vida se extraen de la familiaridad con la muerte.
Escapar y negar (y pedir) acrecienta el sufrimiento vital y el miedo. Abrazar y aceptar (y agradecer) los disminuye.
Yoga de la muerte o practicar morir
En realidad morimos y nacemos cada día e incluso en cada inspiración y expiración. Y en cada momento, porque en él se abre un curso de acción nuevo, en el que podemos cambiar, aunque solo sea nuestro pensamiento.
Hay enseñanzas del budismo muy útiles para aprender de la muerte, de la consciencia de la muerte y con ello crecer. Es el yoga o auto disciplina de la muerte.
Dijo Buda: “De todas las huellas que dejan los animales, la superior es la del elefante; de todas las meditaciones, la mejor es la de la muerte”.
Veamos tres versiones.
1 Una de las prácticas iniciales que se repite en las enseñanzas del dharma o sendero hacia la liberación, es pararse a pensar y reconocer el valor de estar viviendo y la fragilidad de la vida. Este pensamiento genera motivación para aprender la enseñanza que se va a recibir, para crecer, para aprovechar el tiempo y ser compasivos con uno y con los demás. Se puede realizar en cualquier momento.
2 También las llamadas cinco reflexiones, transmitidas en el Upajjatthana Sutra, se pueden practicar diariamente, en todo momento para ayudar a afrontar el decaimiento y muerte:
- Es natural que yo envejezca; no hay manera de escapar del envejecimiento
- Es natural que yo tenga dolencias y enfermedades; no hay manera de escapar de las enfermedades
- Es natural que yo muera; no hay manera de escapar de la muerte
- Es natural que todo lo que quiero y todos los que me quieren cambien; no hay manera de escapar de su separación
- Mi comportamiento es mi compañero. Yo recibo las consecuencias de todas mis acciones y pensamientos, tanto buenos como malos
3 La práctica de Maranasati (consciencia de la muerte), procedente de las enseñanzas del maestro indio Atisa es otra meditación estructurada útil.
Después de parar y calmarnos, reflexionamos según la siguiente secuencia:
A La inevitabilidad de la muerte
1 Todo el mundo tiene que morir
2 El tiempo que me queda de vida cada vez es menor
3 El tiempo que dedico a trabajar la mente y a prepararme es muy poco
B La incertidumbre del momento de la muerte
4 La duración de la vida es incierta
5 Hay muchas causas de la muerte
6 El cuerpo humano es muy frágil
C Solo el trabajo interior, el cultivo espiritual, el dharma nos ayuda en el momento de la muerte
7 Mis posesiones y riqueza no pueden ayudarme
8 Mis seres queridos no pueden ayudarme
9 Mi propio cuerpo no puede ayudarme, y es cuando más lo necesito.
Memento mori
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