“Sé el cambio que quieres ver en el mundo” (Gandhi)

Acercándose al abismo tras la 50ª puerta con fe y confianza

Por José Bermúdez Marcos - Psicólogo e Investigador

“Lower than the Depths”. Nicholas Roerich, 1924

Con la mente, con los esquemas mentales, no se puede aprehender lo que está más allá del espacio-tiempo, lo absoluto, lo no manifestado. Los esquemas mentales humanos sólo sirven para el plano relativo, de aquí, de lo manifestado. La vía apofática y contemplativa de las tradiciones de sabiduría sólo posibilita intuir. Uno se acerca al abismo y mira. La fe, como ilustra este cuento, y la confianza desarrollada con el trabajo interior, como ilustra este sutra, ayudan a mirar al abismo sin precipitarse.

La 50ª puerta

La 50ª puerta” es un cuento del Hasidismo. El rabino Boruch of Medzhybizh tenía un discípulo que le planteaba cuestiones intelectuales que él no siempre era capaz de contestar. El discípulo se apartó de la comunidad y del rabino, y se dedicaba a profundizar en sus propias dudas y preguntas, lo que le llevó a la desesperación e incluso a pensamientos de suicidio.

El rabino un día decidió ir a buscarle y, cuando lo encontró, se dirigió a él y le dijo:

¿Te sorprende verme aquí en tu casa? No deberías. Puedo leer tus pensamientos, sé tus secretos más profundos. Tú estás solo y tratas de profundizar en tu soledad. Ya has pasado una tras otra las 50 puertas del conocimiento y la duda, y sé cómo lo hiciste. Empezaste con una pregunta; indagaste a fondo y encontraste la contestación, lo que te posibilitó abrir la primera puerta; la traspasaste y te enfrentaste a una nueva pregunta. Lograste encontrar la respuesta y abriste la segunda puerta. Y la tercera. Y la cuarto y la décima; una te llevó a la otra, una te daba la clave para llegar a la siguiente. Y ahora estás ante la puerta 50.

Mira, está abierta. Y te veo asustado, ¿no es verdad? La puerta abierta te transmite miedo, porque si la traspasas te encontrarás con una pregunta para la cual ya no hay contestación, no hay contestación humana. Y, si tú lo intentas, te caerás. Al abismo. Y desaparecerás. Para siempre.

No sabías esto. Yo sí. Pero ahora tú también lo sabes.

Pero Rabí ¿Qué tengo que hacer? “, exclamó el discípulo aterrorizado. “¿Qué puedo hacer? ¿Volverme atrás? ¿Al comienzo? ¿De vuelta a la primera puerta?

Imposible”, dijo el Maestro. “El hombre nunca puede volver atrás; es demasiado tarde. Lo que se ha hecho no puede deshacerse”. 

Hubo un largo silencio. Rápidamente el joven discípulo empezó a temblar violentamente. “Por favor, Rabí “, gritó, “Ayúdeme. Protéjame. ¿Qué puedo hacer? ¿Adónde puedo ir?”

Y el rabino le contestó: “Mira frente a ti. Mira a través de la puerta. ¿Qué impide que el hombre corra y atraviese el umbral? ¿Qué impide que el hombre se caiga? La fe. Sí, hijo: más allá de la puerta 50 no solo hay abismo, sino también fe, y están uno al lado de la otra…”

Y el rabino trajo al discípulo otra vez de vuelta a la comunidad y con él.

El Kalama Sutra

Además de tener fe como en el cuento anterior, es posible desarrollar confianza. Y esto se hace cultivando la sabiduría, la habilidad de entender las cosas tal como son. En este sentido el Kalama Sutra, un discurso de Buda, viene a decir:

No te creas lo que dicen los expertos, los autoridades, las escrituras o textos oficiales, la tradición, los dogmas religiosos o filosóficos,  ni el sentido común, ni…

Descubre la verdad por ti mismo”.

La enseñanza aplica al conocimiento de lo absoluto y a los principios del comportamiento o ética. Pero en este campo de la ética y la moralidad, el Buda no aboga por el relativismo, por el todo vale, sino que defiende seguir aquéllo que conduce hacia el bien a los demás (superando la aversión o el odio), el desinterés propio (superando la avidez o avaricia) y el discernimiento (superando la ilusión o autoengaño), o sea, hacia la compasión, generosidad y sabiduría.

El abismo, la fe y la confianza pueden estar juntos.

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