“Esta vida: fe secular y libertad espiritual”. Comentario de libro
Este artículo es un comentario al libro “This Life: Secular Faith and Spiritual Freedom” (Esta vida: fe secular y libertad espiritual), de Martin Hägglund, Pantheon Books, New York, 2019.
El libro del profesor Hägglund es un trabajo bien documentado que trata de explicar el sentido de la vida humana desde un punto de vista existencialista y propone un modo de organizar la sociedad para el desarrollo humano de forma libre y democrática.
El autor encuentra sentido a esta vida en su finitud y fragilidad, o sea en que tenga fin con la muerte y en que discurra en dependencia de otros seres. Ésta es la base de lo que llama fe secular, la creencia y esperanza de obtener todo lo que uno necesita de esta vida, sin recurrir a entidades superiores o existencias más allá de la muerte. Para la fe religiosa, esta vida está supeditada a otros fines superiores, que la trascienden.
Nuestros sentimientos de amor, dolor, fallo, etc. se experimentan en esta vida, que es donde aparecen y tienen sentido; no en otros espacios y tiempos. Y esta fe en lo secular, en nuestra vida finita, es la base de nuestro compromiso y responsabilidad dentro de ella. El autor recurre a la descripciones de lo cotidiano de San Agustín y Proust, y a las reflexiones de Kierkegaard sobre la tensión entre el amor a esta vida temporal y precaria, fe secular, y la aspiración a la salvación plena, fe religiosa, que pone todo en manos de Dios. Para el autor la actitud de renuncia y desapego de los budistas, estoicos y místicos nos aparta de afrontar la realidad de esta vida. Sin embargo, afirma que el budismo aporta técnicas valiosas para una vía secular, si se prescinde de toda pretensión metafísica o de liberación, en línea con pensadores como Stephen Bachelor y su budismo secular.
A partir de estas premisas el autor desarrolla en la segunda parte del libro su propuesta de cómo deberíamos dirigir nuestras vidas, sobre todo de manera colectiva.
Por el autor la fe secular, la fe en nuestra vida, está en la base de lo que llama libertad espiritual, que es la que deriva de nuestra habilidad de poder preguntarnos lo que debemos hacer con nuestro tiempo, más allá de lo necesario para nuestra subsistencia, algo que se animales no pueden hacer, pues se limitan a tener libertad natural. Esta libertad, unida al reconocimiento del valor en sí de nuestra vida y la de los demás, nos hace responsables de lo que hacemos.
El hombre puede y debe ser sujeto de su propia historia, puede emanciparse, ser libre. Para articular cómo hacerlo, el autor recurre a los escritos de Marx, sobre el que afirma que ha sido normalmente malinterpretado por otros pensadores. Hace una crítica al capitalismo, plantea una revisión de la medida de valor en la sociedad capitalista actual y propone una propuesta de actuación. Frente a la prioridad y valor del capitalismo que es el beneficio (y con él el tiempo de trabajo), propone un modelo basado en el valor de disponer de tiempo para lo que realmente decidamos. Las consecuencias de la persecución del beneficio, de acumular riqueza y de su distribución en el capitalismo son bien conocidas: explotación, desempleo, desigualdad, crisis, etc.
El autor revisa la crítica al capitalismo de diferentes pensadores y economistas, como Keynes y Hayek, y muestra cómo ninguno de ellos realmente ataca la raíz. Para él el capitalismo es incompatible con la democracia auténtica, puesto que lleva su propia dinámica y no es objeto de deliberación, salvo en cómo distribuir la riqueza.
Tras explorar y comentar ideas como por ejemplo la renta básica universal, o las propuestas de Piketty, el autor propone el socialismo democrático, donde el valor sea nuestro tiempo vital disponible (no solo tiempo de ocio), y en el que somos nosotros los que podamos decidir qué hacer con nuestro tiempo, de forma individual y colectiva, frente a quedar a merced de lo que las fuerzas del capitalismo nos dejan hacer. Se trata de ser fines y no medios, y con ello coger el timón para poder hacer frente a los grandes retos actuales: cambio climático, desigualdad, etc. Para explicar el proceso emancipatorio del hombre, se apoya en Hegel, que al igual que la obra de Marx ha presentado dificultades de interpretación.
Es un libro escrito con valentía y visión, sobre todo, por la intención de encontrar sentido a esta vida, hacernos responsables de nosotros mismos y proponer una manera nueva de organizarla a nivel colectivo; todo ello expuesto con rigor y apoyado con argumentos y enfoques de otros pensadores.
Surgen muchas dudas sobre cómo llevar a la práctica estas propuestas, al suponer un cambio radical con respecto al liberalismo/capitalismo imperante (separación entre la propiedad privada y la propiedad colectiva de los medios de producción, instituciones de deliberación, sociedades que no alcanzan el nivel de cubrir lo necesario, etc.). Probablemente la emancipación plena del hombre sea una utopía. Siempre arrastrará su naturaleza.
tusabiamente.org
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